Tras haber analizado y conocido mejor el estrés y cómo puede afectar a los jugadores de poker, en este artículo de estrategia veremos cómo se puede controlar, ofreciendo algunos consejos que ayuden a enfrentarse a las situaciones de estrés en el poker, así como a controlarlo.
No se puede evitar el estrés, pero se puede aprender a controlarlo
Los jugadores de poker no pueden eludir el estrés al jugar al poker, es más, realmente tampoco quieren hacerlo ya que un poco de presión es necesaria para no jugar con demasiada relajación y cometer errores innecesarios.
El jugador necesita entender el estrés para aprender a controlarlo y mantener sus emociones en un nivel que no afecte negativamente a su juego. Hay que intentar mantenerlo en un nivel confortable para que la concentración aumente pero sin llegar a estropear el juego y la partida.
Hace unos años Andy Beal, un multimillonario de Dallas desafió a los mejores jugadores de poker del mundo a partidas cara a cara con sumas escalofriantes de dinero. Beal es uno de los hombres más ricos del planeta y tenía un objetivo muy particular, intentar forzar a los jugadores profesionales a superar los límites de estrés para sacarlos de su zona confortable de juego.
Para contrarrestar a Andy Beal, los jugadores se unieron financieramente y en el juego realizaron turnos, de esta forma el estrés y la tensión del juego se repartía entre todos. Tras las partidas jugadas, Beal regresó a Texas con varios millones menos en los bolsillos ya que los jugadores, sobre todo Phil Ivey, mostraron su potencial y ganaron a Andy Beal en el enfrentamiento directo.
En este caso hemos visto que los jugadores profesionales son capaces de manejar la presión y no rebajaron su nivel de juego a pesar de jugar en límites realmente altos de dinero.
Normalmente el dinero invertido puede ser un factor que afecte al estrés, pero hay un ejemplo que llama la atención y que demuestra que no tiene por qué ir el estrés asociado a la repercusión en el presupuesto: Bill Gates, el co-fundador de Microsoft y uno de los hombres más ricos del planeta.
Bill Gates es un jugador regular de poker que podría sentarse en las partidas con mayor dinero en apuestas sin que su bolsillo se resintiese, pero es conocido en Seattle, donde suele disfrutar del poker, que no suele sentarse en mesas de más de 10$/20$ ya que según él mismo ha reconocido, no se siente cómodo jugando en niveles mayores.
Probablemente él no haya investigado sobre el estrés, pero sí que ha encontrado un juego en el que su nivel de estrés es manejable y no afecta a su juego, sin ser debido en este caso a la repercusión de las ganancias o pérdidas en su presupuesto final ya que el podría jugar en mesas de mucho más dinero sin que su economía lo notase lo más mínimo.
Dos puntos clave al analizar el estrés
- El estrés no es necesariamente malo, sino que es otra emoción más que, sabiendo manejarla puede llegar a ser beneficiosa para el jugador.
- Con la misma cantidad de presión se pueden sentir emociones completamente diferentes, pero no ya solo en jugadores diferentes, sino que la misma persona puede tener sensaciones distintas en un contexto similar.
Ambas afirmaciones suenan extrañas y puede parecer que sea imposible poder manejar las situaciones de estrés, pero realmente no es tan difícil entender la razón por la que hay jugadores que son mejores que otros, sobre todo cuando se llega a situaciones de estrés.
El estrés no es malo por naturaleza
Según hemos indicado en el punto uno, el estrés es simplemente una emoción más, de modo que no tiene por qué se malo necesariamente. Los estudios demuestran que una cantidad demasiado alta de estrés es mala para cualquier ser humano, pero la realidad no es tan simple, sino que es un poco más complicada.
El estrés, cuando no supera unos límites soportables por el jugador, puede ser un factor de motivación muy importante, incluso hay personas que cuando se encuentran en situaciones de estrés cercanas a dichos límites pueden hacer cosas inimaginables desde el punto de vista positivo, sin ser el juego del poker una excepción.
Se han comprobado casos en los que debido al alto nivel de estrés y adrenalina ha habido padres que han sacado a sus hijos de un coche en llamas incluso con una pierna rota, pero hay situaciones en las que el estrés no es un aliado, sino que puede ser un enemigo, como en una operación, de modo que un cirujano necesita controlar su estrés emocional cuando está operando a alguien a vida o muerte.
En el poker hay que saber manejar el estrés para poder actuar como si se estuviese en ambas situaciones ya que hay que saber lanzarse al fuego en algunos casos, mientras que el resto del tiempo hay que saber mantener la calma y escoger la decisión que, pensada fríamente, más beneficios ofrezca al jugador estadísticamente hablando.
En definitiva, este punto quiere decir que en ocasiones hay que mantener la cabeza fría y actuar con precisión absoluta como si se fuese un cirujano, mientras que en otras es necesario actuar de forma arriesgada para poder sacar ventaja de la situación.
El estrés depende de la tarea a ejecutar
Conocido en el mundo de la psicología como Interacción, el nivel de estrés suele verse influenciado por la tarea a realizar. Según la ley de Yerkes-Dodson, conocida así por los dos psicólogos que la formularon, el estrés está íntimamente relacionado con la dificultad de la tarea a realizar.
Al igual que ocurre con Ricitos de Oro con los tres ositos en el conocido cuento infantil donde necesita que siempre se esté en el nivel intermedio tanto de temperatura (ni muy frío ni muy caliente) como de dureza (ni muy duro ni muy suave), el jugador de poker debe saber situarse en un punto intermedio de estrés.
Si una persona tiene una subida de adrenalina permanente al jugar al poker, actuará en todo momento como el padre que quiere salvar a su hijo de las llamas, siendo perjudicial para él, mientras que si juega de forma pasiva y sin motivación, su falta de agresividad tampoco le ayudará, de modo que es necesario poder encontrar el término medio donde el jugador sea racional pero se vea capaz de arriesgar cuando es debido.
Dos ejemplos de niveles límites de estrés
1. Jugar con un nivel demasiado bajo de estrés.
Hay muchos jugadores de niveles 5$/10$ que cuando se enfrentan en mesas de 1$/2$ a los jugadores que normalmente se desenvuelven en dichas mesas no son capaces de superarles. La explicación a este hecho suele ser que juegan con un nivel de estrés demasiado bajo, que el resultado no les afecta lo suficiente de modo que su nivel de juego no es el óptimo.
Estos jugadores en dicha situación actúan como si el juego no fuese con ellos, de modo que no tienen el nivel de tensión mínimo y actúan como si la situación no fuese lo suficientemente importante para ellos, por lo que no llegan a inmiscuirse en el juego lo necesario para poder sacar el mayor provecho posible.
2. Jugar con un nivel demasiado alto de estrés.
Al igual que ocurre en el caso anterior, los jugadores que están acostumbrados a jugar en mesas de 5$/10$, suelen salir perdedores al sentarse en las mesas de juego de 10$/25$ ya que su nivel de estrés aumenta hasta superar el límite aconsejable.
Esto ocurre porque el juego les importa demasiado y la presión de ganar es muy superior a la que suelen tener en las mesas habituales que ocupan.
En este caso el jugador tiene un nivel de adrenalina parecido al padre que actúa para salvar a su hijo en llamas, salvando las distancias, pero se encuentra en una operación donde la precisión debe ser exacta. Los jugadores se encuentran con que sus emociones son demasiado altas y el alto nivel de estrés consigue que su juego se resienta.
Llama la atención que en ambos casos puede ser el mismo jugador y que además este en sus niveles de juego suela salir victorioso porque controla el estrés sin mayor problema. El conocimiento del juego es el mismo, pero la situación influye enormemente y hace que pierda el “toque Ricitos de Oro”, que no sea capaz de mantener el punto intermedio donde sea capaz de mantener la calma y sea capaz de tomar los riesgos cuando sea necesario.
Se pueden sentir emociones diferentes con la misma cantidad de estrés
El experimento mencionado en el primer artículo sobre el estrés sobre el fármaco para mejorar la memoria que resultó ser adrenalina demuestra que el mismo nivel de estrés o la misma cantidad de adrenalina puede desencadenar sensaciones completamente diferentes.
Las personas tenían sensaciones muy distintas dependiendo de la sala en la que habían esperado, si con el hombre de buen humor o con el deprimido. Mismo medicamento, misma dosis y fisiologías de los voluntarios parecidas en diferentes entornos desencadenan efectos realmente diferentes, incluso contrarios.
Pequeña lección para los adictos al poker
Hay que tener en cuenta que la interpretación del estado emocional que tiene una persona es tan importante que las propias emociones que se sientan. Por ejemplo, cuando se va a jugar un torneo importante (ya sean las WSOP, EPT u otro torneo de estas características), no siempre se tienen las mismas sensaciones antes de comenzar a jugar.
Un jugador se puede sentir optimista y con opciones de hacer algo importante o puede ver el torneo completamente fuera de su alcance, influyendo sus sensaciones en la forma de ver el torneo y en la forma de actuar, siendo por norma general los resultados mejores cuando se está convencido de que algo bueno va a suceder.
El nivel de estrés, si se afronta la partida con una visión positiva suele permanecer en unos límites factibles de soportar, teniendo además un alto nivel de adrenalina, por lo que el juego suele optimizarse, ofreciendo más opciones de conseguir resultados positivos.
Consejo final
El estrés forma parte del poker. Es imposible evitarlo, de modo que hay que saber convivir con él y aprovecharlo en beneficio propio. Hay que mantenerse siempre dentro de los niveles de estrés que se pueden soportar teniendo en cuenta que no siempre la misma situación va a crear sentimientos parecidos en el jugador.
Un punto importante para manejar el estrés es ser positivo ya que un punto de vista negativo puede ampliar la tensión hasta llegar a un punto que no se puede soportar, además de que es conveniente conocer los límites y no crear situaciones que se sabe que son difíciles de manejar ya que en ese caso las decisiones no suelen ser las más apropiadas.