La memoria nos hace humanos. Ninguna otra criatura puede revivir el pasado, reencender viejas pasiones, rememorar momentos especiales y tratarlos de tal forma que lo que son visiones efímeras del pasado sigan pareciendo reales y palpables y no simples fantasmas o ilusiones. Sin un pasado, no podría haber un presente.
Para los jugadores de póker miembros de nuestra especie, la memoria es una valiosa arma, ya que podemos recordar determinados patrones de actuación en algunos de nuestros adversarios. Somos capaces de recordar a aquél jugador que llevaba una camiseta hawaiana y que exageraba hasta el peligro el juego en cada una de las manos, o a aquél que parecía “tonto” pero luego sabía cómo manejar su estrategia para sorprender a los demás jugadores, o a aquélla chica inocente que al final resultaba ser una “chica mala” en la mesa.
Y, por supuesto, necesitamos estos recuerdos de pequeños del pasado para poder sacar partido de los mismos. Nuestro dinero depende de nuestra capacidad de memoria. Si no la utilizamos, vamos a caer de nuevo contra el jugador de la camiseta hawaiana, contra la mirada dulce de nuestra oponente o contra aquél al que estábamos seguros que íbamos a batir.
Pero también hay que tener cuidado porque la memoria no es lo que puedes estar pensando en este momento. La memoria no es cinta de casete ni una cinta de video en la que guardas la información que te interesa para reproducirla y recordarla cuando te conviene.
La memoria es algo muy complicado y, por ello, aquí te ofrecemos algunas recomendaciones y consejos sobre la memoria en los juegos de póker.
Lo primero es que no recordamos cosas a las que no hemos prestado atención. En un estudio, mientras varias personas analizaban la repetición de un partido de baloncesto, una mujer con un paraguas cruzó por delante de la pantalla. Más de la mitad de los espectadores ni tan siquiera se dieron cuenta de su presencia. De los que sí que se percataron, muchos no se dieron cuenta de que tenía un paraguas.
Sin embargo, cuando se les avisó previamente de que algo raro se iba a ver en la pantalla, todos y cada uno de ellos se dieron cuenta de la mujer y todos fueron conscientes de que la misma tenía un paraguas.
Por ello en el póker tienes que estar muy pendiente de todo lo que sucede alrededor de ti en la mesa de juego. Intenta no concentrarte demasiado sólo en una parte del juego porque si ocurre esto vas a perder información que puede ser importante más adelante.
Este consejo gana especial importancia cuando juegas online, porque es más fácil distraerse en una pantalla de ordenador que en una mesa de juego. Sobre todo en los juegos en los que hay múltiples mesas es en los que más tienes que poner todos tus sentidos alerta.
La segunda condición a tener en cuenta es que no podemos recordar cosas con gran exactitud. De hecho, la memoria humana es bastante “terrible” en este sentido porque podemos pensar que sabemos lo que hemos visto, que creemos en nuestros recuerdos, pero los datos pueden mostrar que la realidad va en otra dirección.
Los estudios sobre testigos en crímenes de todo tipo son reveladores pero, a la vez, decepcionantes. La memoria de las personas en lo que a acciones, ropa, edad, raza e incluso sexo de los criminales se refiere suele equivocarse. Las declaraciones de los testigos no son visiones objetivas de los hechos que sucedieron, sino que son cosas que para ellos en este momento fueron importantes. Por ejemplo, si un ladrón está armado, un testigo va a recordar este detalle, pero no el color de la chaqueta del individuo.
Si aplicamos esta idea al póker, no te fíes de lo que recuerdes de manos en particular. De hecho, si no me crees, puedes probar tu mismo. Escribe una lista con todos los detalles de la última mano de póker que hayas jugado en un momento en el que haya habido juego, en el que se haya dejado ver el efecto de las estrategias. Ahora intenta explicarlo con tanto detalle que cualquier jugador pueda saber a la perfección qué es lo que ocurrió en la mesa de juego. ¿A que no es fácil? Quizás por ello ahora entiendes que los expertos del póker online están todo el tiempo clicando en el botón que te permite ver de nuevo la última mano, sólo para asegurarse y ser conscientes de que están procesando correctamente lo que está ocurriendo.
Además, y como punto número tres, nos encontramos con que las emociones afectan a los recuerdos. A veces esto es útil, pero a veces no. Por ejemplo, un torneo que ha sido desastroso y en el que has jugado bastante mal l ovas a recordar con más detalle que cuando el juego es espléndido.
Además, las emociones también pueden llevarte por el mal camino. En el caso de los testigos de un crimen, cuanto más miedo o más peligro han vivido, menos exactitud hay en los datos que pueden recordar.
Los recuerdos no son de fiar
Estos efectos no trastocan la memoria, pero sí que crean una interpretación inadecuada o inapropiada de lo que ha ocurrido. Si tienes miedo, estás enfadado o disgustado, vas a “vestir” lo sucedido de acuerdo a tus emociones para que todo tenga más sentido dentro de tu visión de los hechos. Es decir, los ladrones eran super altos y no te empujaron, sino que te tiraron fuertemente contra la pared.
En lo que a póker se refiere hay que intentar no malinterpretar el juego de los oponentes porque te has desilusionado o estás enfadado. Hay una fuerte tendencia a pensar que alguien que te ha echado de un juego es el peor jugador del mundo. Puede que sí y puede que no. Pero no dejes que tu recuerdo de esa mano te haga perder el control de la interpretación de ese juego en el futuro.
Cuatro, la memoria es fugaz y efímera por lo que la información que permanece en tu cabeza está muy lejos de ser lo que de verdad sucedió. Recordamos lo que nos interesa y en muchas ocasiones tergiversamos lo ocurrido para adecuarlo a los intereses del presente y presentar una versión más favorable de cara al futuro.
En el póker no puedes fiarte de los recuerdos en los que tú mismo te has autoconvencido de lo bien que jugaste aquella mano, de que parecías un jugador profesional de Las Vegas o de que tu victoria fue épica.
Algunos de los “cuentos” que te cuentas sobre ti mismo pueden ser verdad, pero puede que no lo sean. Por ello intenta ser lo más honesto posible contigo mismo y continúa archivando cuanta información sea posible.